Las famosas y misteriosas líneas de Nasca, se encuentran en las Pampas de Jumana (comprendiendo las pampas de: Nasca, Palpa, Ingenio y Socos), en el desierto de Nasca, entre las provincias de Nasca y Palpa en el Perú. Es una tierra entre negruzca y rojiza que se torna violácea al anochecer. En esta zona la superficie tiene una ligera capa oscura sobre un subsuelo claro, por ello se consigue fácilmente un contraste visual.

Fueron trazadas por la cultura Nasca y están compuestas por varios cientos de figuras que abarcan diseños tan simples como líneas hasta complejas figuras antropomorfas (apariencia humana), zoomorfas (animales), fitomorfas (vegetales) y geométricas que aparecen trazadas en la superficie de este árido desierto.

Lo asombroso es que estas líneas solamente pueden ser observadas en su integridad desde el aire, al sobrevolar el desierto, lo cual ha despertado grandes preguntas sobre las intenciones y habilidades de sus constructores.

La profundidad de las líneas nunca excede 30 cm y algunas son simples rasguños en la superficie, pero aún así pueden ser reconocidas cuando el sol está bajo y el relieve se acentúa.

En 1970 el INC declaró a Nasca como zona protegida; para evitar el deterioro de las líneas.

La UNESCO declaró a las Líneas de Nasca como Patrimonio de la Humanidad en 1994.

Recientemente la Fundación María Reiche ha diseñado un mapa de las Líneas de Nasca a partir de fotos tomadas por el satélite Ikonos.

Este conjunto de gigantescos diseños, cubre una extensión de 500 km². Para poder apreciar en toda su magnitud a las famosas líneas se debe hacer desde el aire en los vuelos que realizan las empresas de transporte aéreo, también existe un mirador en el km 419 de la Panamericana Sur.

La extraordinaria conservación de las Líneas de Nasca se debe principalmente a estos factores totalmente naturales:


– En la zona donde están situadas las Líneas de Nasca cae menos de 1 litro/m² de lluvia al año.
– La composición del suelo, con un alto contenido en yeso, que mezclado con el rocío de la mañana mantiene la tierra y las piedras «sujetas» al terreno, evitando que sean arrastradas por el movimiento del aire.
– La temperatura media anual es de 25 grados centígrados en una de las zonas más secas del planeta. El aire caliente actúa como un «colchón» que impide que las líneas se borren porque obliga al viento a cambiar su dirección.