Desde el año 1810, en que se halló la Sagrada Imagen de la Santísima Virgen de Guadalupe, Patrona de Nasca, los hijos Católicos de esta provincia, celebran en su honor las tradicionales fiestas desde el 29 de agosto al 10 de setiembre de cada año, siendo el 08, el día central en la que nuestra santa madre de Guadalupe sale en procesión para recorrer las principales calles de la ciudad. Esta festividad se viene realizando en forma ininterrumpida por los feligreses de esta provincia, transmitiéndose de una generación a otra.
La historia comienza cuando se tuvieron noticias en la Villa de Nasca (hoy provincia), que en las playas de la Bahía de San Nicolás se había hallado varado por el mar un cajón de madera conteniendo la imagen de la Virgen de Guadalupe, la española (diferenciándose de la Virgen de Guadalupe, la morena, que se encuentra en México), que se supone sería parte del cargamento de un galeón español que probablemente, por algún motivo desconocido, encalló en altamar.
Dicho hallazgo tuvo lugar en San Nicolás el año 1810, por un pastor que se le recuerda con el nombre de «Miguelín». Por aquel entonces cundió la noticia por las localidades más próximas, como Yauca, Acarí, Palpa, Ica y Pisco, las mismas que se organizaron y formaron grupos de expedición para llevarse la preciada carga a sus respectivos lugares, pero cuenta la tradición que fue un designio divino el que fracasaran en su intento cada una de ellas, pues sucedieron hechos inexplicables, como el que las mulas que jalaban el carruaje con dicha carga no querían moverse, pareciendo estar pegadas al suelo; en otras, los jumentos se sentían tan cansados que no había forma de levantarlos; así como también un grupo expedicionario no pudo dirigirse a su pueblo con la carga a cuesta por presentarse fuertes «paracas» que se les imposibilitaban avanzar, temiendo perderse en el camino de tal manera que dejaron la carga en el lugar del hallazgo. Estos y otros obstáculos hicieron comprender a los postulantes que dicha imagen no estaba destinada para ellos.
En la plaza mayor de la Villa de Nasca, que en aquel tiempo se encontraba rodeada por algunas casas, «rancherías», capilla principal y la casa del gobernador. Los pobladores se dieron cita en ella para organizarse pidiendo la creación de una expedición al mando del padre Fray Sotil (de la orden de los Ermitaños), quien formó una comitiva encabezada por el mismo y solicitó a los pobladores de esta Villa conseguir unas buenas bestias de carga para traer la venerada imagen, si esa fuese la voluntad divina.
La comitiva organizada llegó al sitio donde se encontraba la sagrada imagen, un día claro, sereno, con buen tiempo y según cuentan los pobladores durante el regreso no encontraron ningún obstáculo, mas bien la carga se hizo tan ligera que las mulas apuraban el trote, como queriendo llegar cuanto antes al lugar elegido.
Durante varios días hubo cierta incertidumbre entre los lugareños, pues creían que la sagrada imagen había sido llevada a otro pueblo, pero fue grata la sorpresa cuando adelantándose al resto de la comitiva se presentó el padre Fray Sotil, para comunicar a los pobladores que pronto la Virgen estaría en esta Villa de Nasca y que era necesario proporcionarle un altar en la Capilla de ese entonces.
Con el repique de campanas y entusiastas vítores de alegría, fue recibida la comitiva en la Plaza Mayor de la Villa de Nasca, portando el cajón con la Sagrada Imagen de la Virgen y según el relato de los lugareños, la mula portadora de la carga llegó a doblar sus patas y recostarse en un lugar distante de la Capilla principal, hecho que se tomó como un aviso para que allí se le construyera el Templo para su veneración, edificándose esta al frente de la Plaza de Armas y que posteriormente fue destruida por el terremoto del año 1941.
Actualmente es la Iglesia Matriz (construido con material noble y con arquitectura moderna) la que cobija la sagrada imagen de nuestra Patrona de Nasca, Santísima Virgen de Guadalupe.