Leonardo Fabio Rojas Escajadillo es el Caminante del desierto. Hace treinta años camina, incansablemente, las pampas de Nasca y los alrededores de Cahuachi. Busca rastros de la cultura Nasca, una de las más enigmáticas del Perú preincaico.
Amenaza constante
Durante su recorrido ha sido testigo de la riqueza de la cultura Nasca y de su lenta destrucción a manos de los mineros ilegales. Leonardo Fabio recuerda que, en los años 90, la crisis económica lo empujó a trabajos vinculados a la minería artesanal. Llevaba víveres a las concesiones. Fue allí donde descubrió petroglifos que no estaban registrados.
Así, dice Leonardo Fabio, despertó su vocación de protector cultural. Por décadas ha recorrido y evidenciado legados culturales en Quemazón, Socos, Cantayo, Pajonal Bajo, Pampa de Chauchilla, Tulin, Paredones y otros.
Hoy, más de 30 años después, ve cómo la minería ilegal está destruyendo lo descubierto y lo que queda por descubrir. Mientras tanto, el Estado se queda de brazos cruzados o favorece, o intenta favorecer, a los destructores. Hace poco, el ministro de Cultura, Fabricio Valencia, redujo el área protegida de las líneas de Nasca porque “era muy grande”. Tuvo que dar marcha atrás solo por presión de especialistas y ciudadanos.
“El Estado no apoya nada en la conservación del área protegida —dice Leonardo Fabio, algo resignado—; no hay investigación sobre las nuevas figuras encontradas, y la autoridad solo actúa cuando el daño ya está hecho”.
La lista de daños a las Líneas de Nasca es larga e irreversible. En la pampa de Chauchilla, una figura en forma de cola de ave ha sido afectada por el paso de motocicletas y la práctica del motocross; en Tulin se ha instalado una planta minera cerca de un geoglifo trapezoidal; en Huiracangana, amenaza un área natural protegida donde viven el huanaco y el zorro.
Con respecto a los antiguos acueductos de Cantayo, obras de ingeniería hidráulica de la cultura Nasca (200 a.c. a 700 d.c.), que consistía en extraer las aguas subterráneas (del acuífero del subsuelo), se encuentran en peligro, ya que colapsan uno tras otro. Antes se reportaban tres o cuatro daños; hoy suman entre ocho y diez, con mayor notoriedad en los últimos meses de cada año. A un kilómetro del centro de Nasca, en Quemazón, Socos y Los Paredones, se han registrado detonaciones con dinamita, apertura de zanjas y perforaciones profundas.
Las líneas y geoglifos de Nasca son un extraordinario ejemplo de la expresión astronómica y religiosa de las sociedades prehispánicas y ha sobrevivido intacto por más de dos mil años. Se utilizó una tecnología sencilla de trazo para diseñar 800 figuras a gran escala que representan flora, fauna, personajes antropomorfos y multizoomorfos, que fueron declaradas como Patrimonio Histórico y Cultural el 17 de diciembre de 1994, señalando que ellas “son el grupo de geoglifos más destacado del mundo y son incomparables en extensión, magnitud, cantidad, tamaño y diversidad con cualquier otro trabajo similar en el mundo”, indicó la UNESCO. Todo esto se vería amenazado por la minería ilegal, que ya opera con masivos explosivos en zonas cercanas.
El poder en las sombras
Guzmán Belizario Mamani es la contracara de Leonardo Fabio en esta historia. Es uno de los muchos que se presume estaría detrás de las redes de poder de la minería ilegal. Según El Comercio tiene múltiples carpetas fiscales y opera junto a su familia en la reserva gracias a las cinco inscripciones mineras obtenidas en el Reinfo, aparece en registros públicos como gerente de Inversiones Mineras GBM, que tiene dos Reinfos en Nasca, su hermano Mauro Belisario, también figura como gerente de Minera Amanecer, a su nombre otro inscripción vigente de minería en Marcona.
Es ilegal hacer minería en áreas protegidas, pero Guzmán Belizario lo sigue haciendo. No es un minero informal cualquiera: tiene un equipo de fútbol en segunda división, contrató como entrenador a Nolberto Solano, posee una discoteca grande y casas lujosas en Nasca. “Es el dueño de Nasca y es un minero informal”, dijo Graciela Villasís, jefa de la Unidad de Investigación de El Comercio.
Se entienden las excentricidades de Guzmán Belizario cuando sabemos que la minería ilegal obtiene ganancias por 6.000 millones de dólares anuales, más que los cerca de 4.800 millones de los narcotraficantes. “La minería ilegal trae consigo una estela de consecuencias: bares clandestinos, prostitución, trata de personas, desaparición de jóvenes y delincuencia. Donde hay minería informal, hay abandono del Estado”, advierten los investigadores.
En la provincia de Nasca el Reifno se ha utilizado de fachada para actividades ilegales. Solo en la Reserva de Las Líneas de Nasca existen 1769 minero con Reinfo, de los cuales 317 están vigentes y 1452 suspendidos, todos realizan actividades extractivas en una zona prohibida, por la complicidad con instituciones públicas.
Un llamado desde el desierto
Leonardo Fabio dice que, de la cultura Nasca, no conocemos ni la mitad de lo que permanece enterrado bajo las pampas. Afirma que la minería informal destruye el patrimonio físico y está borrando la memoria de un pueblo entero. “Esta tierra no es solo arena y cerros; es historia, identidad y futuro”.
Pide al Ministerio de Cultura y al Gobierno central que la protejan. Si no se actúa pronto, continúa Leonardo Fabio, puede que sea demasiado tarde. El tiempo pasa y la cultura Nasca se desintegra. Lo que el tiempo no hizo, lo están haciendo sus herederos.